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Reinhold Messner, Alex Txikon, Simone Moro, Alex Honnold, Kilian Jornet, los hermanos Pou, Conrad Anker… Cuando los principales referentes del mundo del alpinismo reaccionan de forma unánime ante un mismo hecho, seguramente nos encontramos ante una noticia relevante y, probablemente, muy grave.
Los austriacos Hansjörg Auer y David Lama, y el norteamericano Jess Roskelley, considerados tres de los mejores alpinistas del momento, fallecieron el pasado miércoles tras verse sorprendidos por una avalancha en el Howse Peak (3.295 m.) de las Montañas Rocosas, en el oeste de Canadá. Eran jóvenes, muy conocidos y queridos, y la larga lista de mensajes de duelo que ha seguido a su desaparición constituye la prueba más evidente del shock que ha causado este suceso en el mundo del alpinismo.
La voz de alarma la dio el padre de Jess Roskelley después de que su hijo no le llamara el martes por la noche, tal y como había quedado. Inmediatamente, un helicóptero acudió a sobrevolar la zona y observó signos de varios aludes, restos de material y un cuerpo semienterrado. Y aunque el riesgo de nuevas avalanchas hacía imposible acudir a comprobar si había supervivientes, tanto el padre de Jess como los servicios de emergencia dieron por seguro su fallecimiento.
Las autoridades del parque emitieron un comunicado en el que informaban de que “los esfuerzos de recuperación” de los cuerpos “no son posibles actualmente debido a avalanchas adicionales y condiciones peligrosas en la zona”. “La cara este de Howse Peak es remota y excepcionalmente difícil, con rutas mixtas de roca y hielo que requieren habilidades avanzadas de montañismo alpino”, explicaba el comunicado.
Por eso, “basándonos en la evaluación del escenario, es previsible que los tres miembros de la expedición hayan fallecido. Los tres hombres eran profesionales del montañismo y muy experimentados”.
Jess Roskelley (36 años) era hijo de John Roskelley, uno de los mejores alpinistas de su generación, que obtuvo el Piolet d´Or en 2014. Fue el primer americano en recibir este galardón, que en los cinco años anteriores había sido otorgado a leyendas del alpinismo como Walter Bonatti (2009), Reinhold Messner (2010), Doug Scott (2011), Robert Paragot (2012) y Kurt Diemberger (2013). Padre e hijo escalaron juntos el Everest en 2003, en una gesta que convirtió al joven Jess en el americano más joven en ascender la montaña más alta del mundo, con solo 20 años.
Hansjörg Auer escribió en 2016 su nombre en la historia de la escalada al encadenar en Las Dolomitas tres grandes rutas en solitario con la ayuda de un parapente. Escaló en solo integral las vías “Vinatzer-Messner” (800 m) en la sur de la Marmolada; “Abramkante” (500m), en el Piz Ciavazes y del “Große Mauer” (300m) en el Sas Dla Crusc. Un total de 1.600 metros de escalada encadenados con parapente. Otra de sus escaladas memorables fue la cara oeste del Lupghar Sar West (7.181 m), su primera ascensión a gran altura en solitario.
Por su parte, David Lama, probablemente el más reconocido de los tres, fue descubierto por Peter Habeler durante un campo de escalada. Nacido en Innsbruck el 4 de agosto de 1990, es considerado uno de los mayores especialistas en escaladas de dificultad, a las que se dedicó en exclusiva a partir de 2011. El 25 de octubre de 2018, David Lama completó un extraordinario ascenso en solitario en el Lunag Ri en el Himalaya, después de dos intentos fallidos. Pero quizás su logro más notable fue el ascenso libre a la cara sudeste del Cerro Torre en 2012, que fue documentada en el largometraje A Snowball’s Chance in Hell.
Un alud de nieve ha terminado con la vida de los tres
“La escalada y el montañismo en el límite de lo posible es un juego, un juego arriesgado… sin el cual no puedo vivir. El juego es simple, las reglas siempre son las mismas. El momento presente cuenta para todo. Quiero hacer cosas que me presionen. Con todo mi corazón o nada. Cuanto más intenso sea, más enriquecedor será y más fuerte será el sentimiento de que estoy yendo en la dirección correcta”