- Aventura y Montaña
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Cada año, en temporada invernal, leemos noticias sobre accidentes de esquiadores que esquiaban fuera de pista. Algunos ven a estos “intrépidos” como unos temerarios; dicha catalogación no debería hacerse a la lígera. En efecto, existen diferentes tipologías de esquiadores que practican esta modalidad, así como diferentes “fueras de pista”.
En primer lugar, conviene tener claro qué es un fuera de pista, es decir, acotar y delimitar dicho concepto. En ese sentido, el artículo 4 del reglamento de ATUDEM (Asociación turística de Estaciones de Esquí y Montaña) define la zona fuera de pistas como aquella que “comprende las vías y variantes abiertas por los usuarios por sus propios medios fuera de la zona de pistas, accedan o no a la misma, procedentes de alguno de los remontes de aquélla. La zona fuera de pistas no está preparada, balizada, señalizada, controlada ni protegida por la Estación contra los peligros inherentes a la montaña.” Como la propia fuente nos deja intuir, hablamos aquí de fueras de pista asociados de cierta forma a dominios esquiables. Sin lugar a dudas los más comunes en términos cuantitativos.
De hecho, cualquier aficionado a este deporte sabe lo común que es esta práctica en la estaciones de esquí. No obstante también existen datos que refuerzan esta asunción. Según el estudio “Out of bounds skiers and avalanche risk: high-risk cohort identification and characterization” se estima que el 35,6% de los esquiadores y el 42,6% de los practicantes de snowboard practican esquí fuera de pista. Pues bien, es sobre todo ese grueso de esquiadores el que se expone a los riesgos del esquí fuera de pista. Aludes, rocas y precipicios se suman a los que se pueden encontrar en pistas: placas de hielo, falta de visibilidad y frío extremo.
En otra parte se ubican los esquiadores de montaña. Este colectivo suele estar compuesto por personas con un conocimiento del medio más alto que la media. Asimismo es habitual que vayan equipados con ARVA, pala y sonda. Es decir, por normal general presentan un nivel de formación superior al de los esquiadores de estaciones de esquí. También aquí existen datos que corroboran la hipótesis: el estudio “Issues and suggested “Best Practices” for Avalanche Safety Programs”, realizado por la ICAR Avalanche Commission, estima que entre el 51-75% de los esquiadores de montaña llevan el material de seguridad, mientras que por el contrario el porcentaje decae al 16-30% en los esquiadores fuera de pista, freeriders y esquiadores que se aventuran fuera de los dominios esquiables.
Tipos de nieve y desnivel
Una vez radiografiado el status quo del esquí fuera de pista, queremos ofrecer información de valor para aquellos que se decidan a practicar esta modalidad. En primer lugar, recalcar que los riesgos de la misma dependen del tipo de nieve, el desnivel del terreno y la habilidad del esquiador.
De estos tres factores vamos a arrojar luz sobre los dos primeros. Pues bien, existen cuatro tipos de nieve (aunque conviene saber que el elemento blanco se puede transformar rápidamente en función de cambios de temperatura o aparición de viento):
- Nieve polvo: suele ser la más placentera a la hora de esquiar sobre ella porque desliza muy bien, pero también es la que más acumulaciones provoca, y por ende, peligro de aludes.
- Nieve costra: está formada por una dura capa superior debido a su desplazamiento por el viento. Es muy peligrosa ya que si rompemos una placa puede provocar un alud con facilidad.
- Nieve dura: nieve prensada debido a las bajas temperaturas después de nevadas importantes. Proclive a provocar caídas pues suele tener partes heladas.
- Nieve primavera: típica de las últimas semanas de la temporada. Se forma debido a las altas temperaturas después de una nevada. Es pegajosa y provoca parones repentinos, lo cual favorece las roturas, luxaciones y esguinces.
En cuanto al desnivel, es evidente que cuanto mayor más peligro; pero también es bueno saber que pasar horizontalmente por una cima puede comportar riesgos, ya que romper una placa supondría peligro de causar un alud, que con fuerte pendiente se torna más peligroso.
La información es poder. Ahora toca disfrutar de los descensos, siempre con precaución y respeto a la montaña.