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¿Sabías que las pajitas de plástico suponen el 4% de la basura marina? ¿Que cada año llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales de Estados Unidos entre 6 y 10 toneladas de lentillas desechables que no se han reciclado? ¿Te has parado a pensar que la vida útil de una bolsa de la compra es de 15 minutos y que, sin embargo, puede tardar siglos en descomponerse?
Son datos que apabullan pero que dan una idea del efecto que tiene el plástico en nuestro medio ambiente. Los mares y océanos del planeta reciben anualmente entre 8 y 13 millones de toneladas de plástico, que causan un fuerte impacto sobre el ecosistema marino y serios daños en su flora y fauna. El plástico se convirtió en el material preferido de la industria durante el siglo pasado, y su flexibilidad y buen precio originaron una producción masiva que ha terminado por inundar nuestro planeta de este material. Para hacernos una idea, desde los años 50 se han generado más de 9,1 billones de toneladas de plástico, de las cuales 7 se han convertido en basura. Y su destino principal han sido los océanos. El más visible se encuentra en el Pacífico, entre Hawai y California, en forma de una gran isla: este cúmulo de porquería flotante ocupa una superficie que casi triplica el tamaño de Francia.
Aunque el plástico también tiene sus defensores (es un producto resistente, ligero, seguro y económico, ideal para determinadas tareas), resulta incomprensible que sigamos utilizando un material tan duradero para empaquetar productos desechables. Y que, además, lo hagamos de forma masiva, y sin preocuparnos por su reciclaje.
Cada vez que desechamos una bolsa o cualquier otro producto de plástico provocamos varios efectos que convierten este material en el principal enemigo del medio ambiente:
- Sobre la tierra. Aunque podamos pensar que una bolsa es algo pequeño que se degradará en poco tiempo, la verdad es que hay tipos de plástico que tardan hasta 10 siglos en hacerlo: 1.000 años durante los cuales puede causar importantes daños en el ecosistema. Tampoco los vertederos son una solución: la mayoría de ellos se convierte en una fuente de toxinas y lixiviados que acaban filtrándose a los acuíferos.
- Sobre el agua. Antes hemos mencionado la gran isla de basura del Pacífico. Pues bien, en total hay 5 “islas” de inmundicia altamente contaminantes que daña el ecosistema.
- Sobre el aire. Aunque parezca material pesado, el plástico es también uno factor de contaminación ambiental. No solo porque durante su fabricación se libera gran cantidad de toxinas, sino porque una gran proporción de plástico se incinera y libera componentes tóxicos al medio ambiente.
- Sobre la cadena alimenticia. Vivimos en un sistema interconectado en el que casi todo lo que comemos se ve afectado por estos factores ambientales. El ejemplo más claro es la cadena alimenticia marina: cuanta más cantidad de microplásticos hay en el océano mayor será su ingesta por parte de los peces que después consumimos. De la misma forma, el filtrado de lixiviados al subsuelo puede contaminar las aguas subterráneas y, a su vez, los pastos de los que se alimenta el ganado.
Para resolver este problema no hay soluciones mágicas: es necesaria una concienciación urgente a nivel planetario que se complemente con campañas activas en favor de las 3R. Reducir, Reutilizar y Reciclar siguen siendo la esencia de muchas acciones de responsabilidad social y la forma conocida más eficaz de trabajar por la sostenibilidad.