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La composición de los bosques del País Vasco ha sido modificada en las últimas décadas. La fuerza de los diversos acontecimientos vinculados al progreso social ha obligado a introducir variaciones en la cubierta vegetal de una región que, sobre todo en su vertiente atlántica, se caracteriza por su frondosidad y diversidad de especies autóctonas de gran valor. Dichos cambios son, cuando menos, cuestionables desde un punto de vista ecológico.
El pino de Monterrey y el eucalipto se han convertido en dos actores principales de nuestros bosques durante las últimas décadas a raíz de dichas reforestaciones. Especies ambas que generan gran rendimiento maderero a corto plazo a costa del empobrecimiento de los suelos. El principal problema de estas plantaciones es que no constituyen bosques o repoblaciones, dado que ni albergan una comunidad dinámica peculiar en el sentido biológico del término, ni se plantan para recuperar la cubierta vegetal propia de la zona. Se trata de cultivos forestales muy enfocados a servir a la industria maderera.
En el caso de los pinos, se cortan cada 25 o 30 años mediante una técnica, conocida como “matarrasa”, que consiste en talar todos los árboles al mismo tiempo, a la cual va asociada un proceso con un evidente impacto paisajístico y ecológico. Además, por tratarse de una especie exótica (originario de una zona de la costa oeste de los Estados Unidos), las plantaciones de pino de Monterrey carecen por lo general de vegetación o fauna peculiares asociadas.
El eucalipto (el azul sobre todo, el más presente), por su parte, es un árbol originario del sur de Australia y Tasmania que presenta un crecimiento aún más rápido que el pino de Monterrey, soporta turnos de corta de 10 a 15 años. Este hecho produce una extraordinaria homogeneidad en los estratos arbustivo y arbóreo del eucaliptal. Además, la hojarasca y corteza de este árbol contienen sustancias químicas que inhiben el crecimiento de la fauna y flora edáficas. Por todo ello en las plantaciones de eucaliptos la diversidad biológica es bajísima y sus comunidades asociadas son raquíticas.
Iniciativas para la recuperación del bosque autóctono
Debido a estas razones, de índole ecológica, se creó hace unos años el proyecto Bosque Kutxabank, que mediante una labor callada y constante, y gracias a la inestimable ayuda de todos sus colaboradores, realiza plantaciones de árboles en diferentes lugares de la geografía vasca. Un buen ejemplo de ello es la jornada de plantación de árboles en Amunategi del pasado mes, en la que cerca de 40 personas entre empleados y clientes de Kutxabank, y miembros de la Fundación Lurgaia, se dieron cita en Axpe – Busturia, con el fin de realizar una jornada de voluntariado.
En aquella ocasión, el destino fueron varios de los terrenos custodiados por la Fundación Lurgaia en el barrio de Axpe (Busturia, Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Bizkaia), dentro del proyecto “Restauración ecológica del Arroyo Amunategi”. El objetivo era continuar con los trabajos de restauración ecológica en dicho arroyo, donde desde el año 2003 se están llevando a cabo con la colaboración imprescindible del voluntariado ambiental. Gracias a las actuaciones que se han venido realizando hasta la fecha, se está recuperando el bosque autóctono en cerca de 29 hectáreas, repartidos a lo largo de 20 terrenos gestionados por medio de la herramienta de la custodia del territorio.
A pesar de que este arroyo posee múltiples figuras de protección, las actuaciones que se están llevando a cabo son muy importantes para la conservación y restauración del bosque autóctono en dicho entorno, como el bosque mixto, el encinar cantábrico o el bosque de ribera, así como la conservación de especies amenazadas que habitan en él, entre otras, el Visón europeo (Mustela lutreola), la endémica Rana patilarga (Rana iberica), cuya mejor población del País Vasco se encuentra localizada en este pequeño arroyo, o el helecho paleotropical Woodwardia radicans. Hoy en día, una poblada capa de vegetación autóctona crece anárquicamente en torno a este arroyo. Como lo hubiera hecho la naturaleza, pero interviniendo sólo para acelerar su ritmo.