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Recuperar los bosques. Que lo robles, hayas, abedules, fresnos y demás especies autóctonas vuelvan a predominar en el paisaje de Euskadi. Conseguir que el otoño vuelva a lucir en todo su esplendor en suelo vasco. ¿Cómo lograrlo?
Uno de los principales escollos para los agentes locales implicados en la restauración de los bosques autóctonos de Euskadi es el acceso a la propiedad. Es en este punto donde surge la figura de la custodia del territorio sobre la que versó ayer la charla de Jon Hidalgo , de Lurgaia, en el marco de las «Jornadas forestales» celebradas en Bilbao.
«Entrar en terrenos donde había pinos y eucaliptos para restablecer especies autóctonas con la mínima intervención posible. Ese es uno de nuestro objetivos», explica Hidalgo. Y es que no hay que olvidar que el pino y el eucalipto llevan décadas ganando protagonismo en el suelo forestal vasco, con el impacto negativo que esto conlleva en los ecosistemas locales.
El acceso al terreno
¿Pero cómo se puede acceder a suelo forestal? «Lo tenemos que hacer mediante acuerdos voluntarios con propietarios de cesión de uso o compra-venta del terreno. Normalmente a través de lo que llamamos “neo-rurales”, que suelen ser personas que han heredado tierras y no les interesa mantener las plantaciones de pinos y/o eucaliptos», asegura el experto de Lurgaia.
Hay que tener en cuenta que las plantaciones de pino y eucalipto no dejan de ser arriesgadas inversiones de intangibles. Además del impacto medioambiental causado, el hecho de que se necesiten 12-15 años en el caso del segundo y entre 35 y 40 para el primero añade riesgo pues incendios, nevadas o plagas de hongos pueden acabar con la «inversión».
«En zonas como Urdaibai el 85% del suelo forestal son plantaciones. Da que pensar…”, comenta Jon. Además del acceso a través de particulares, también es posible acceder a terreno forestal mediante instituciones públicas. «¿Qué impacto tiene la renta forestal en una economía municipal? Estamos convencidos de que es mejor para todos recuperar los bosques».
Actuaciones específicas
Una vez superada la barrera del acceso al terreno llega el momento de ponerse «manos a la obra». Desde la Fundación Lurgaia hacen hincapié en la importancia de la mínima intervención y de plantar especies autóctonas 100%.
Un buen ejemplo de actuación local es el Bosque BBK, un proyecto fruto de la colaboración entre Lurgaia y Kutxabank que consta de más de 3 hectáreas con más de 3.500 árboles plantados de 15 especies diferentes, todas autóctonas.
Amunategi y Undabaso son otros lugares donde Lurgaia ha usado la figura de la custodia del territorio para emprender la restauración de los bosques autóctonos vascos.
«Para llevar a cabo este tipo de actuaciones funcionamos en gran medida a través del voluntariado pues de alguna forma tenemos que financiar las semillas, herramientas y transportes. Organizamos jornadas a estos lugares 6 o 7 veces al año». Además de esto, insiste Jon, «es fundamental formar y educar a la población, la gente tiene que saber distinguir entre un bosque autóctono y una plantación, entre un roble y un eucalipto; y darse cuenta de que en otoño no puede estar todo verde.»
El paisaje vasco está alterado, y recuperarlo llevará tiempo. Lograrlo solo es posible a través de acciones locales como las que lleva a cabo Lurgaia. Las dificultades, como se ha visto, son mayores de lo que puede parecer a primera vista. Todos sumamos.