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Cuando lo ves más cerca, cuando crees que ya tienes la cima a tiro y la mayor parte del esfuerzo está hecho. Ocurre. Ese momento. Ese instante en que pensándolo fríamente decides darte la vuelta porque no será posible lograr el objetivo. Porque el valor de alcanzar el reto puede tener un coste igual a la vida. Ha pasado cientos de veces a lo largo de la historia del montañismo. Una difícil decisión que esta vez ha tenido que tomar uno de los grandes: Kilian Jornet.
Ha sido en las faldas del Everest (8.848m). El considerado mejor ultrafondista de montaña de la historia ha tenido que renunciar al que quizá haya sido el objetivo más ambicioso que se ha planteado en toda su carrera. El seis veces campeón de la Copa del Mundo de Carreras de Montaña ha decidido poner fin a su intento de conquistar la cara norte de la montaña tras casi tres semanas de aclimatación en el campo base (6.000m). Todo debido a la nieve caída en los últimos días, lo que ha acrecentado el riesgo de avalanchas en la zona y ha derivado en el abandono.
No es la primera vez que Kilian debe dejar uno de sus retos, quizá sí la más especial, pues este era el objetivo que cerraba su proyecto personal ‘Summits of my life’, una aventura que comenzó hace cerca de tres años y que le ha llevado a afrontar subidas extremas en las cimas con más renombre del planeta. Ya en 2013 tuvo que abandonar la subida al Elbrus (5.642m) estando a 300m de la cima. Otra ocasión en la que la meteorología impedía al deportista catalán alcanzar su objetivo.
En cualquier caso, Jornet ya ha asegurado que esto no es un punto final. Como siempre, esa cara dura de la montaña, ese punto de inflexión que significa darse al vuelta cuando tienes el objetivo entre ojo y ojo, no ha sido más que una lección más para el aprendizaje. Y así es como debe de ser: buscar el límite sin sobrepasarlo, ser conscientes de nuestras posibilidades y de que hay cosas que escapan a nuestro control. No merece la pena ponerse en riesgo de forma gratuita. Seguro que, tarde o temprano, la cara amarga se vuelve dulce y hablamos de un nuevo hito de este hombre récord.
El proyecto Wopeak – Gasherbrum II
Y algo parecido les ocurrió a principios de verano a los montañistas que integraban la expedición del proyecto Wopeak, un proyecto de alpinismo de la Fundación The Walk On Project –cuya finalidad es dar apoyo al estudio de las enfermedades neurodegenerativas- en el que participaban los montañeros Juan Vallejo, Mikel Zabalza y Alberto Iñurrategi.
A lo largo de 8 expediciones, este equipo había ido sumando cimas año tras años, incrementando paulatinamente los objetivos de sus escaladas. Este año tocaba la etapa final: atacar un ochomil. El objetivo era el Gasherbrum II (8.035M), pero finalmente tampoco pudo ser.
Habiendo comenzado el viaje a finales de junio, el equipo finalmente emprendía la salida hacia la cumbre el 21 de julio con menos tiempo del esperado. La cordada había planeado alcanzar la cumbre del GII (8.035m) en estilo alpino por la ruta francesa del 75, una vía muy poco habitual y que precisa un mínimo de condiciones para ascender con garantías de seguridad. Ascender hasta el Campo 1 (5.950m) fue complicado, la nieve estaba en malas condiciones y la subida resultó dura. Tras dos días allí y un fuerte temporal tomaron la decisión de regresar. A su llegada al aeropuerto de Bilbao el mensaje fue el mismo que el de Jornet: esto no acaba aquí. Prometen volver el año que viene.
Podría interpretarse el fracaso en estas expediciones, pero nada más lejos de la realidad. Tanto Jornet como el equipo de Wopeak dejan una auténtica clase magistral de montañismo: reflexión, templanza, saber hacer y capacidad de decisión. Todo ello coronada con la virtud del carácter: la perseverancia.