- Aventura y Montaña
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Henning K, un montañero alemán de 45 años, ha ocupado, sin quererlo, los titulares de los periódicos de medio mundo. El alemán permaneció cinco días enterrado en vida en una grieta de 30 metros de profundidad del monte Hoher Dachstein (2.995 m.) hasta que un milagro hizo que su teléfono móvil pudiera enviar un mensaje SMS y ser localizado.
Su historia comenzó el pasado 4 de noviembre, cuando comunicó a su padre por teléfono que tenía previsto ascender ese monte en solitario. En principio, no había nada que hiciera presagiar la aventura que iba a vivir. La meteorología era buena, y solo un manto de nieve recién caída podía entorpecer o añadir algo de dificultad a la escalada.
Pero, contra todo pronóstico, ocurrió lo inesperado: la alfombra de nieve polvo ocultaba una sima de 30 de profundidad, y al caminar sobre ella, Henning fue devorado por la grieta. La caída le causó diversas heridas: el hueco era muy angosto, de apenas un metro de ancho. Pero la preocupación de Henning era otra: había quedado incomunicado y engullido por la sima.
En Alemania, su padre comenzó a preocuparse seis días después de habler hablado con Henning por última vez. Y esa falta de noticias llevó al hombre a denunciar, el pasado día 6, su desaparición ante la policía alemana, que contactó inmediatamente con sus homólogos austriacos.
La policía de ese país desplegó inmediatamente un dispositivo de búsqueda que dio sus primeros, y únicos, resultados de manera inmediata. Los agentes no tuvieron problemas para encontrar el coche de alquiler en el que se había desplazado: el dispositivo localizador del vehículo lo situaba en un parking de Vorderen Gosausse, bajo una gruesa capa de nieve polvo. Esa misma nieve fue la que había ocultado el agujero por el que el montañero alemán se había precipitado; y la que difuminó las posibles huellas de su travesía. Era como buscar una aguja en un pajar.
Y por si había pocas dificultades, el dispositivo de búsqueda se encontró con que las nevadas habían incrementado notablemente el riesgo de avalanchas en la zona.
Pero la noche del 8 de noviembre la situación dio un vuelco. El servicio de Emergencias recibió por la noche una primera llamada de menos de un segundo de duración, a la que siguieron otras dos igual de breves.
Hasta ese momento la comunicación con Henning había resultado imposible por falta de cobertura y, después, porque la batería se había agotado. Pero con el teléfono ya registrado, los servicios de Emergencia tuvieron la idea de enviar un SMS. La sorpresa vino cuando recibieron otro SMS de respuesta con las coordenadas de localización.
En plena madrugada, un equipo de rescate de 25 personas partió en busca del montañero desaparecido. Tres horas después, sobre las 04.00 horas, uno de los expertos ya estaba bajando por la grieta hasta donde se encontraba, con evidentes síntomas de hipotermia y deshidratación, temblando, llorando y riendo a la vez.
Hoy continúa recuperándose de aquel breve pero dramático cautiverio que concluyó gracias a una batería de repuesto y a un hilo de cobertura en su teléfono móvil.