
- Aventura y Montaña
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Devorado por los piojos, con una herida abierta infestada de gusanos en el pie izquierdo y junto al cadáver de su novia. Así encontraron los equipos de rescate al joven taiwanés Liang Sheng-Yue el pasado mes de abril en una zona cavernosa de Dhading, en el Nepal, en la que se ha convertido en una de las historias de supervivencia más dramáticas de los últimos años.
Él y su pareja, ambos estudiantes universitarios de 21 y 19 años, habían acudido a hacer trekking a la zona de Langtang dos meses antes, pero los problemas que sufrieron desde el principio de su travesía ya anticipaban que el viaje no sería tranquilo.
Primero fue la climatología: Langtang había sufrido fuertes nevadas que, sin embargo, no disuadieron a la pareja de continuar con su aventura. Tampoco lo hizo la pérdida de su equipaje durante el viaje a través de India, ni las discusiones que ambos mantuvieron y que incluso llevaron a la chica a publicar en Facebook: “Ojalá nunca hubiera terminado aquí”.
La pareja decidió continuar con su escapada hasta que el 9 de marzo sus familiares perdieron la comunicación con ellos. En un principio, todos pensaron que el mal tiempo les había obligado a refugiarse en alguna aldea de la zona. De hecho, los jóvenes habían desafiado al mal tiempo y salido de excursión para remontar el cauce de un río para visitar una aldea remota. Pero la falta de noticias comenzó a alarmar a sus familias.
Efectivamente, la pareja había sufrido un grave percance: los dos jóvenes estudiantes quedaron atrapados en una escarpada garganta próxima a la aldea de Tiplling. Al parecer, ambos resbalaron mientras se dirigían al valle de Somdang por el paso de Pangsang, y quedaron aislados en una zona cavernosa de la que no pudieron salir. Según la información aparecida en la web Missing Trekker, la pareja sobrevivió durante dos semanas estirando las raciones de patatas y fideos que llevaban. Pero los 34 días posteriores hasta su localización no tuvieron nada que llevarse a la boca, excepto agua y sal.
Para entonces, los equipos de búsqueda ya habían recibido la voz de alarma y se encontraban peinando el área con la ayuda de un helicóptero y de varios guías. Cuando todo el mundo los daba ya por muertos, a las 11.45 horas del 26 de abril, los habitantes de una aldea cercana afirmaron haber visto a una pareja en una zona cavernosa de difícil acceso, en Dhading, y los equipos de rescate acudieron en su búsqueda.
Al llegar a la cueva, encontraron una escena desoladora: ambos estaban tumbados, inmóviles, y aparentemente muertos. Pero descubrieron que el joven aún permanecía con vida, aunque en un estado lamentable: deshidratado, famélico tras haber perdido 30 kilos, infestado de piojos y con una herida infectada en el pie en la que habían anidado gusanos. Cuando le reanimaron, solo tuvo fuerzas para lamentar que había visto morir a su novia solo tres días antes.
Inmediatamente, fue trasladado al Hospital Internacional de Katmandú en el helicóptero que había contratado su padre para agilizar las labores de búsqueda. Ocho días después, Liang Sheng-Yue regresó a Taiwán con el rostro cubierto por una mascarilla, en silla de ruedas. Todavía hoy se recupera del episodio que le llevó a permanecer 47 días desaparecido en el Himalaya.