- Aventura y Montaña
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Es un libro precioso lleno de mentiras. Se titula Grandes engaños de la exploración y está escrito por David Roberts, que además de periodista es escalador y alpinista. La obra confirma que la aventura da buenas historias tanto cuando están protagonizadas por sus héroes como por sus antihéroes. Estos últimos, nos advierte el autor, no son personajes planos, malvados y tramposos, sino personas normales que en un momento límite se dejaron llevar por una mentira que acabó devorándoles.
Publicado por primera vez en España en 2005, el libro y las reflexiones que plantea siguen de actualidad. Hace unas semanas, el Gobierno de Nepal anunció que equipará con un GPS a algunos montañeros en el Everest. La medida servirá para facilitar rescantes y evitar fraudes. Hasta ahora, para recibir el certificado de ascenso a la montaña más alta del mundo (8.848 metros), las autoridades exigían una fotografía en la cima y el testimonio de un guía sherpa. Pero la foto se podía trucar y el sherpa podía mentir.
Para hacer memoria, recordamos dos historias controvertidas:
UNO. Maestri y la montaña más difícil del mundo
Pongámonos en situación, como hace Roberts en su libro. La década de los cincuenta es conocida como la Edad de Oro del himalayismo. En esos diez años se subieron casi todas las cumbres más altas del mundo, Everest incluido. Lo solían conseguir grandes expediciones, ayudadas por cientos de porteadores. La logística de tantos hombres involucrados llegaba a ser casi tan complicada como el ascenso en sí. Había que subir sí o sí. En muchos casos era una cuestión de orgullo nacional, jaleada por los periódicos deportivos.
Lejos de allí, en la Patagonia, casi como reacción a las grandes expediciones, un grupo de los mejores escaladores del mundo se conjuró para demostrar lo que eran capaces de hacer con equipos mínimos y en paredes verticales. Y si había una montaña allí por conquistar esa era el Cerro Torre (3.102 metros). Algunos expertos la consideraban la cima más difícil del mundo. El gran Walter Bonatti, toda una leyenda, lo intentó con Carlo Mauri y fracasó.
Fue entonces cuando otro italiano y gran rival de Bonatti, llamado Cesare Maestri, lo intentó. Era uno de los mejores escaladores en solitario de la época. Y su honorabilidad estaba fuera de toda duda: su padre, director de teatro ambulante, había sido condenado a muerte por los nazis cuando estos ocuparon Trento, aunque nunca llegaron a atraparlo; y Cesare, siendo solo un adolescente, ayudó a los partisanos contra los alemanes. Vamos, un tipo comprometido desde pequeño.
¿Y entonces qué pasó en 1959 en la ‘montaña más difícil del mundo’? Maestri, apodado la Araña de los Dolomitas, asegura que alcanzó la cima con lo puesto junto al austríaco Toni Egger y que este murió durante el descenso. Al principio todos creyeron en esta escalada limpia y rápida, pero con los años surgieron las dudas. El relato de Maestri era demasiado vago; los últimos 750 metros de la pared tapizados de hielo demasiado verticales; y pese a la mejoría de material y técnica en los siguientes años nadie era capaz de igualar la hazaña.
Once años después, Maestri volvió a Cerro Torre. Tenía 41 años. Quería acallar a los escépticos. De acuerdo a su relato, su primer ascenso se hizo rápido y con lo mínimo. En cambio, este segundo asalto, lo hizo con un pesado compresor para hacer taladro sobre cientos de metros de piedra virgen. Y para poner peor las cosas, cuando ya se enfrentaba al último obstáculo que le quedaba, un hongo de hielo en el que el comprensor resultaba inútil, Maestri consideró que no formaba parte de la montaña y se dio la vuelta. “No es más que un trozo de hielo. No forma parte en realidad de la montaña. Uno de estos días se volará”, escribió.
Este segundo ascenso, más que acallar a los escépticos, confirmó las sospechas. Pocos creen ahora que Maestri consiguiera en 1959 el ascenso limpio y rápido de Cerro Torre.
DOS. Oh Eun-Sun en la carrera por ser la primera
Hace menos de una década, la coreana Oh Eun-Sun y la vasca Edurne Pasaban compitieron por ser la primera mujer en la historia en ascender los 14 ochomiles. Fue una carrera en las que ambas no escatimaron en medios: traslados en helicóptero al campo base de algunas montañas, metros de cuerda fija, grandes expediciones, porteadores y alpinistas de gran nivel haciendo el trabajo duro…
Lo peor llegó al final. El 27 de abril de 2010, Oh Eun-Sun alcanzó la cima del Annapurna y se convirtió en la primera mujer en ascender los 14 ochomiles. El 17 de mayo, Pasaban igualaba la hazaña al hollar la cima del Shisha Pangma. Pero pronto se supo que la coreana no había llegado a la cima de uno de los 14 ochomiles, el Kangchenjunga.