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Quién es Jerzy Kukuczka puede contarse de muchas maneras. Una sería la de manual. Algo así como: alpinista de la Polonia soviética que se convirtió en la segunda persona del mundo en conquistar los 14 ochomiles tras conseguirlo en solo 8 años, con nueve de esas cimas por nuevas vías, cuatro en invierno y solo una con ayuda de oxígeno y en un corto tramo.
Y, sin embargo, en esta larga frase no cabe toda la grandeza de Kukuczka. Porque con el polaco lo importante, más que lo que consiguió, que quedará para la historia, fue cómo lo consiguió, que quedará para la leyenda.
Kukuczka (Katowice, 1948) era un polaco robusto con bigote claro y piel quemada que tuvo que trabajar mucho para financiar sus aventuras. Lo mismo era minero que pintaba chimeneas de fábricas soviéticas mientras soñaba con el Lhotse. Organizar las expediciones, con una burocracia que solo ponía trabas y con un presupuesto mínimo, era casi tan duro como la expedición en sí. Se formó en los montes Tatras, los Alpes y los Dolomitas.
Cuando por fin llegó a finales de los setenta al Himalaya, Jerzy tardaba en aclimatarse. O eso dicen los libros. Pero en cuanto lo conseguía, gracias a su inagotable físico, era para muchos el mejor montañero que ha dado la historia. Lo suyo era abrir vías, muchas veces en estilo alpino y acompañado por solo un compañero. Fue capaz de coronar dos ochomiles en invierno en un plazo de venticinco días para que no le caducara la licencia. ¿Y has oído alguna vez hablar de la famosa y peligrosa línea polaca de la cara sur del K-2? A estas alturas lo habrás adivinado: fue Kukuczka quien la abrió. Sin oxígeno y con un acomapañante, Tadeusz Piotrowsky, que falleció en el descenso.
El 16 de octubre de 1986, el italiano Reinhold Messner holló la cima del Lhotse (8.511) y se convirtió en el primer hombre en escalar los 14 ochomiles. Kukuczka le igualaba 11 meses después. Había empezado nueve años más tarde. Y con otro estilo, ya que Messner, tal vez movido por las prisas de ser el primero, completó algunas ascensiones por la ruta normal, con ayuda de sherpas y con muchos medios económicos. Es por eso que hay quien dice que Messner fue el primero y Kukuczka el mejor.
Dos años después de completar los 14 ochomiles, Kukuczka quiso abrir una vía por la cara sur del Lhotse, su primer ochomil. A 8.200 metros, a escasos metros de la cima, la cuerda de segunda mano que había comprado en un mercado en el Himalaya se rompió. Tenía 41 años. Dejaba mujer y dos hijos.