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Hace 152 años, cuando el alpinismo era cosa de investigadores y caballeros, la mayoría de ellos británicos, y las ascensiones se comentaban como gestas en los clubes sociales, Edward Whymper ascendía al mítico Cervino (4.478 metros) y ponía el broche a la llamada Edad de Oro del alpinismo.
Whymper era británico, sí, pero no un lord ni un sir, y tampoco frecuentaba esos ambientes: era el hijo de un artista y se había curtido como alpinista en solo cinco años y por casualidad. En realidad, él había sido instruido para ser un tallador de madera, y su perfil distaba mucho del que imperaba en el Alpine Club de la época. Su vocación le llegó al recibir el encargo de ilustrar diferentes escenas alpinas, entre ellas la del ascenso fallido al entonces virgen Monte Pelvoux. Whymper lo coronó con éxito en 1861. En su cima descubrió que otro pico lo superaba en altura, el Barre des Écrins, y también lo escaló. Así continuó hasta 1965, cuando se embarcó en la trágica expedición que coronó el Cervino, el último cuatromil de los Alpes que permanecía sin escalar.
La expedición estuvo rodeada de polémica desde el primer momento. Whymper intentó involucrar al guía italiano Jean Antoine Carrel pero se topó con un problema inesperado: Carrel no estaba dispuesto a permitir que un británico hoyara una de las legendarias cumbres italianas y se embarcó en otra expedición que pugnaría con él por alcanzar la cima en primer lugar. El inglés tenía que organizar algo, y rápido. No estaba dispuesto a que sus seis intentos fallidos de ascensión anteriores cayeran en saco roto, así que reunió a otros seis hombres y se lanzó al ascenso. La expedición británica subió por la cara este e hizo cumbre en solo dos días. Y lo primero que hizo Whymper, después de quedar extasiado con el panorama, fue hacer saber a los italianos que les había superado: eufórica, mientras les contemplaba 300 metros más abajo, la expedición comenzó a tirarles guijarros hasta que consiguió que se dieran la vuelta.
Pero la euforia no duró mucho. Durante el descenso, uno de los componentes de la cordada resbaló, se llevó por delante al líder de la expedición, y comenzó a arrastrar al resto de la expedición. En ese momento, uno de ellos, Peter Taugwalder, consiguió atar la cuerda a una roca y frenar la caída.
Pero el peso era demasiado grande, y la cuerda se rasgó: los cuatro hombres cayeron al vacío hasta que la montaña depositó sus cadáveres 1.500 metros más abajo. Días después, una expedición encontró los cuerpos de tres de ellos: Croz, Hadow y Hudson. Pero no halló ni rastro del de lord Francis Douglas, de quien solo se encontró una bota.
Todavía hoy perdura la polémica sobre las causas del accidente. Unos consideran que fue Peter Taugwalder quien cortó la cuerda al comprobar que, de no hacerlo, terminaría despeñado como sus cuatro compañeros de expedición. El propio Whymper comprobó estupefacto cómo la cordada estaba atada con la cuerda más fina y menos fiable que llevaban. Por eso se preguntó si fue el propio Taugwalder quien tomó esa decisión antes incluso de iniciar la expedición en previsión de que pudiera ocurrir lo que finalmente pasó.
Los herederos de Taugwalder, por su parte, siempre han asegurado que Whymper cortó la cuerda para acceder el primero a la cima y que, al descender, Taugwalder se percató de ello y tuvo que utilizar la menos fiable para asegurar la cordada.
Hoy, 152 años después, la historia ha reservado un lugar destacado a Edward Whymper por la ascensión del Cervino, un monte que se ha cobrado la vida de 500 personas y que forma parte de las cumbres míticas del alpinismo. Pero su gesta también sirvió para cerrar una etapa histórica que había comenzado 11 años antes, con la ascensión del Wetterhorn por parte de Sir Alfred Wills. Era la conocida como Edad del Oro del alpinismo, una época en la que la mayor parte de los picos alpinos vieron sus primeras ascensiones y que estuvo dominada por montañeros británicos que mezclaban ascensión e investigación científica. Whymper terminó imponiendo una forma de escalar más próxima al deporte y cerró una etapa de la historia del montañismo.