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Cada vez se ven más por las ciudades. Son surfistas del asfalto. Un paso más dentro del mundo del skate. Hablamos del longboard. Esa especie de tablones de ruedas con la que se desplazan los jóvenes (y no tan jóvenes) por las ciudades. Si tienes pensado animarte y comprarte uno, hay una serie de cuestiones que debes tener en cuenta.
Antes de nada debes saber a qué estilo quieres dedicarte. Por si no lo sabías existen cuatro estilos dentro del mundo del longboard. Estos son los estilos:
– Cruising: tablas pequeñas y fáciles de transportar. Se utilizan sobre todo como transporte de un lugar a otro.
– Freeride: lo que más se asemeja al snowboard. Se pueden hacer derrapes, 180º…
– Carving: se usan para hacer curvas amplias y andar sobre la tabla.
– Downhill: estilo centrado en las bajadas a altas velocidades. Para los amantes de la adrenalina.
Dicho esto, cabe decir que la mayoría de las tablas son polivalentes aunque, como hemos dicho, te será de utilidad saber a qué prefieres dedicarte.
Partes de un longboard
- Ejes: los ejes inversos dan más estabilidad que los estándar. Los hay de 150º y de 180º. Los segundo dan más estabilidad.
- Ruedas: si optas por ruedas blandas (las que ofrecen la mayoría de los fabricantes) tendrás una mayor absorción de las irregularidades del terreno.
- Talla: si eres principiante en los deportes de tabla sobre asfalto lo mejor es que optes por una entre 36” y 42”. Si ya te manejas con el skate puedes optar por un tamaño menor, que permite maniobras más estéticas pero pierde en estabilidad.
- Forma de la tabla: si estás empezando es recomendable que optes por una ligeramente cóncava. Si es demasiado cóncava hará que tengas que cantear mucho, con lo que será una tabla más difícil de controlar.
- Dureza de la tabla: cuanto más flexible, más margen de maniobra para trucos; pero menor estabilidad.
El visionado del siguiente vídeo quizá te inspire y te ayude a elegir qué es lo que quieres hacer con un longboard.