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Igual no lo sabías, pero todavía quedan montañas sin escalar en el mundo. Y no son ni una ni dos, sino cerca de una veintena. Obviamente, ninguna supera los 8.000 metros porque los 14 ochomiles ya han sido hollados varias veces. Pero, salvo hazaña desconocida por parte de algún explorador local, se cree que hay 20 picos de más de 7.000 metros en los que el ser humano todavía no ha puesto el pie. Lo que resultan más llamativas son algunas de las razones por las que aún no han sido escaladas. Hemos seleccionado las cinco que nos han parecido más significativas. ¿Quieres acompañarnos a algunos de los lugares más remotos del planeta?
Gangkhar Puensum. Sus 7.570 metros de altitud la convierten en el más imponente de todos los picos vírgenes, y ocupa la posición 40 entre las más altas del planeta. Se alza en Bután, el que es considerado el país más feliz del mundo, y su nombre significa “Pico Blanco de los tres hermanos espirituales”. Hubo un periodo en el que varias expediciones intentaron escalarla sin éxito, pero a partir de 1994 el país asiático vetó el acceso a los escaladores a todos aquellos altos situados por encima de los 6.000 metros. Esta prohibición se extendió al conjunto del alpinismo a partir de 2003. La razón oficial, las tradiciones espirituales y las creencias religiosas: los habitantes de este país de increíbles paisajes y bosques y selvas exuberantes creen que los dioses habitan en las montañas… Pero la razón última podría ser más terrenal: la situación de Bután, ubicado junto a China por el norte e India por el sur, permite a los alpinistas pasar de un país a otro a través de las montañas y eso podría traducirse en problemas geopolíticos. Así que para continuar siendo un país feliz, optó por la prohibición del alpinismo. Sin embargo, antes de esta ley seca, hubo varias expediciones que intentaron ascender el Gangkhar Puensum, entre ellas una norteamericana integrada por John Roskelley, padre del recientemente fallecido Jess, a la que los problemas burocráticos les impidieron explorar la ruta correcta, y otra japonesa, que tuvo que abandonar por los problemas médicos de uno de sus integrantes.
Muchu Chhish. Situada en Pakistán, es la segunda montaña virgen más alta, con 7.452 metros, y se le considera uno de los lugares más inaccesibles del planeta. Han sido muchas las expediciones que han intentado subirlo, pero todas han fracasado hasta el momento por dos razones fundamentales: por un lado, se trata de un ascenso de alta dificultad y por otro, la montaña está ubicada en el área remota. Las expediciones que han intentado ascenderlo apenas han podido llegar a los 6.000 metros, como sucedió con el alpinista inglés Pete Thompson, que en 2014 se vio obligado a dar la vuelta en ese punto. A diferencia de muchas otras montañas sin escalar en el mundo, Muchu Chhish no se considera un lugar religioso y no hay prohibiciones políticas para escalarlo, pero sigue siendo un pico virgen que muy pocos se atreven a desafiar.
Kabru Norte. La larga frontera entre India y Nepal esconde otro de las montañas inexploradas de más de 7.000 metros. Concretamente, son 7.412 metros que esconden una topografía muy complicada que ha hecho desistir a varias expediciones que han intentado coronarla. De hecho, hay una razón fundamental por las que la mayoría de los alpinistas se mantiene alejada de sus faldas: está asentado sobre un terreno endiabladamente traicionero en el que las avalanchas son impredecibles y pueden sorprender a cualquiera en cualquier momento. Para añadir todavía más incertidumbre, el Kabru está oficialmente considerado una cresta porque agrupa a varios picos que están nombrados de forma ambigua y se confunden entre sí.
Karjiang I. También está ubicado en el Tíbet, cerca de la frontera con Bután, y tiene una altura de 7.221 metros. Como el resto, nunca ha sido hollado, y hay que remontarse hasta 2001 para encontrar el último intento serio de ascensión. Lo protagonizó una expedición holandesa, que tuvo que regresar al comprobar cómo se aliaban una dificultad enorme (tiene unas pendientes muy pronunciadas) con unas condiciones meteorológicas adversas. De hecho, esta montaña se caracteriza por la naturaleza altamente técnica del ascenso, sus laderas propensas a los aludes y el clima cambiante: todo ello le ha hecho merecedora de una reputación peligrosa llena de intentos de ascensión fallidos.
Monte Siple. Tiene solo 3.110 metros de altitud pero está en una zona tan remota que todavía nadie ha querido, o podido, poner sus trampones sobre su cima. Se encuentra en la isla de Siple, en una zona remota de la Antártida, y se trata de un volcán potencialmente activo. Además, para acceder a él no hay disponible una cartografía o un estudio topográfico elaborados: solo un escueto croquis y varias fotos, así que la expedición que quiera ascenderlo antes tendrá que llevar a cabo una exhaustiva investigación si quiere minimizar los riesgos. Debido a estas circunstancias, nunca ha sido reclamo para montañeros ávidos de récords y, a pesar de su poca altitud, se ha consolidado como una de las montañas vírgenes más remotas del mundo.
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Interesantes articulos.