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Los geólogos que quieran estudiar la era Luteciense (escala temporal geológica) tienen una parada obligada en Bizkaia. En concreto en Getxo. Los estratos de los acantilados de la playa de Gorrondatxe, más conocida como Azkorri, son un referente internacional. En efecto, hace ya tres años que la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS) colocó el Clavo de Oro que colocaba a la playa getxotarra en el pedestal de la ciencia mundial.
Las rocas de los acantilados de Azkorri albergan unos estratos que se depositaron en un medio marino profundo hace 47,8 millones de años. Representan el mejor modelo a nivel internacional del período geológico conocido como período Luteciense. De hecho, sustituyeron en 2012 al anterior lugar de referencia que se encontraba en París.
Gorrondatxe es pues uno de los mejores testigos del pasado. Getxo es sin duda un filón para los trabajos de investigación de todos los geólogos del mundo. Las rocas de Azkorri son, en efecto, como un libro abierto para los expertos. Los acontecimientos acaecidos a lo largo de la evolución y la formación de la Tierra quedaron grabados en los sedimentos de las rocas de esta playa vizcaína que hace millones de años estaban sumergidas a miles de metros de profundidad. Al igual que los anillos de los árboles nos indican su edad, la historia geológica escribió su historia en estas rocas para que los expertos puedan analizarla. Lo hizo, en concreto, en dos nuevos fósiles ya conocidos como el Bizkaiensis y el Gorrondatxensis.
Referente internacional
Los acantilados de Gorrondatxe representan un marco temporal de validez global, cuya definición se basa en el estudio e interpretación de los estratos o capas en las que se suelen presentar las rocas formadas por la acumulación de sedimentos. Tal y como afirmó Eustaquio Molina, el presidente de la subcomisión internacional de Paleontología el día que se le entregó el Clavo de Oro a la playa getxotarra: «Es un corte increíble, muy bien expuesto. Se pueden muestrear todos los estratos, tiene un potencial enorme»
En todo el mundo hay algo más de 60 clavos de este tipo situados en una de las más de 100 bases de los distintos periodos temporales que existen. Solo cinco están en la Península Ibérica: en Peniche (Portugal), Fuentelsaz (Guadalajara) y Zumaia, que cuenta con dos. En efecto, en 2007 el IUGS eligió dos estratotipos GSSPs que se establecieron en Zumaia y que coinciden con los límites Daniense/Selandiense y Selandiense/Thanetiense, ambos en el Paleoceno. Una maravilla natural más de Euskadi que no debemos perdernos.