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Tras diez días de expedción, Juanjo San Sebastián, Alex Txikon, Sebastián Álvaro, Ramón Portilla y el resto del equipo, se encuantran a los pies del Laila Peak. Juanjo nos cuenta en primera persona como se está desarrollando esta primera parte de la ruta:
“El lunes 28 de enero a mediodía alcanzamos el campamento base. Los 10 días transcurridos ya, desde que abandonáramos nuestras casas, pesan como 10 días sólo en el ámbito cronológico. En nuestras sensaciones, sin embargo, pesa mucho más el ámbito espacial: estamos a más de 7.000 kilómetros de distancia, más de 4.000 metros de altitud, nos encontramos en el corazón del Karakorum, el macizo donde se encuentran las montañas más bellas, entre las más altas del mundo. Hasta ahora nos han pasado cosas que han alterado nuestro transitar: pérdida de un petate, cancelación de un vuelo interior y la muerte de dos personas en Hushé…. Ahora estamos en el campamento base y sólo contamos nosotros, el Laila Peak y el tiempo atmosférico. El número de variables, por tanto, que a partir de ahora puedan afectarnos se reduce notablemente.
Pero ahora empieza la historia de verdad. Hace seis días quedaron atrás las comodidades, las temperaturas dentro de las habitaciones o el comedor del hotel de Hushé, rondaban los siete bajo cero y esa es la temperatura máxima que hemos disfrutado en estos días. A cambio, el calor de amigos entrañables a quienes no veía en mucho tiempo y unos paisajes salvajes, solitarios, primigenios, espolvoreados de un blanco como no parece haber igual, bañados por una luz clara, prístina, azulada por el frío. Somos afortunados, podríamos no haber visto ninguno de estos paisajes, ninguna de estas luces, el tiempo tan frío, también ha sido amable. Estamos al pie del Laila Peak, pero diferentes agujas, paredes y contrafuertes, que asustan por su verticalidad, lo ocultan a nuestra vista. Cuando uno no ve, imagina. Es el terreno apropiado para todo tipo de incertidumbres.
Arrastro un catarro y algo de malestar desde estos últimos días así que me he perdido la primera toma de contacto con la montaña. No obstante, no ha habido sorpresas, el Laila Peak se encuentra en muy malas condiciones. Las últimas nevadas, caídas a temperaturas bajísimas, cubren los valles con más de medio metro de nieve, las laderas, bastante más inclinadas, se encuentran también muy cargadas de nieve polvo, inconsistente, sin capa alguna de nieve dura intermedia. Cada metro ganado a la pendiente exige un esfuerzo enorme, muchos pasos, muchos resbalones, muchas zancadas partiendo del mismo punto. El resultado es desolador: 250 metros de desnivel en dos horas largas de trabajo.
La conclusión es que mañana dividiremos esfuerzos, los más fuertes, José, Álex y probablemente Álvaro, continuarán el itinerario iniciado hoy y valorarán si está practicable dentro de los mínimos márgenes de seguridad. Sebas, Ramón y yo, rodearemos la arista noroeste, ganándole tantos metros de desnivel como podamos para poder evaluar un cambio en esta primera parte de ruta. Al atardecer, ambos grupos aquí en el campo base, decidiremos cuál será el itinerario elegido.
Por lo demás, ni la certidumbre de las malas condiciones en que se encuentra la montaña, ni las incertidumbres que esto crea, hacen mella en el sentido del humor de la expedición, ni en las magníficas comidas que nos está preparando el equipo de cocina. Hoy hemos cenado verduras salteadas y brochetas de pollo en pinchos morunos, ¡preparado con carbón vegetal! Mañana será día de trabajo, pero hoy tras la cena nos hemos divertido, Jon Alexander Txikon se ha estrenado como disjockey. Todo ha empezado bien con Benito Lertxundi o Mikel Laboa, pero después ha seguido la “Polla Records”… hasta llegar, primero a lo más moderno del Hit Parade Pakistaní, que Álex conoce a la perfección tras sus últimos dos inviernos por esta zona, y por fin a las últimas novedades del folklore baltí: palmas, tambores improvisados, bailes, gritos de ánimo… Después, en el interior de la tienda personal, que comparto con Sebas, el termómetro marca 18 bajo. Es entonces cuando me viene a la cabeza la frase, cadencialmente repetida por Álex, Alejandro el Grande, a lo largo de toda la tarde: ¡Aquí estamos de puta madre!”
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Gracias por tenernos informados de esta aventura,y deciros que os deseo un buen recorrido,cima y sobre todo vuelta. P.D: Ramón estamos contigo,enviandote fuerzas y corage(aunque tu ya tienes mucho jjj)ah! y muchos,muchos achuchones y besines.
Ánimo y haber si os acompaña la climatología y la salud, para conseguirlo.
Que bueno poder seguir vuestros comentarios de como se desarrolla la expedición.
Saludos desde Portugalete