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“¡Capitán, nos atacan 2001 indios!”, gritó el soldado del 7º de caballería pocos años antes de la batalla de Litle Big Horn.
“¿Cómo puedes dar la cifra con esa precisión?”
“Porque viene uno delante y detrás unos 2000”, zanjó el soldado.
Algo así hicimos nosotros el pasado sábado: llevamos unos 300 retoños, pero terminamos plantando 301. Así iniciamos, el sábado 8 de febrero, nuestro calendario de 2014 en lo referente a acciones en la naturaleza implicando a todas aquellas personas ligadas a Kutxabank que hemos sido capaces, tanto clientes como miembros de nuestra plantilla. El evento tuvo lugar en la ladera norte del Mugarra, sobre Durango, en el terreno conocido como “Kataska”, y consistió en una jornada de trabajo voluntario que hemos encuadrado en el proyecto conocido como “Bosque BBK”, y que ya ha cumplido dos años.
Entonces, BBK puso en manos de la Fundación Lurgaia los medios necesarios para adquirir estas tres hectáreas de terreno, para que estos expertos en temas medioambientales lo englobaran dentro del sistema de acciones dirigidas a la recuperación del paisaje original, especialmente en lo que a bosques y especies autóctonas refiere. En estos dos años habíamos dedicado alguna más de de diez jornadas de trabajo e implicado a más de 500 voluntarios. Primero hubo que vallar y acondicionar el terreno para impedir la entrada de ganado, limpiándolo de maleza, pino insignis, ciprés de lawson y algunas otras especies que hubiesen podido competir con las nuevas plantas. Después plantamos unos 3.000 retoños de robles, hayas, abedules, espinos, cerezos, avellanos, acebos…
Lo previsto el pasado sábado era plantar las últimas 300 plantas de estas mismas especies… pero hicimos algo más. Nos reunimos unas 50 personas entre las que se contaban no pocos niños y niñas que disfrutaron cavando hoyos donde ubicaron los nuevos arbolitos que crecerán con ellos. Comprobamos que la inmensa mayoría de retoños plantados anteriormente gozan de buena salud, alcanzando incluso en algunos casos, los dos metros de altura. Vimos también que, con toda probabilidad deberemos volver en primavera para despejar toda la maleza que sin duda crecerá en torno a este futuro bosque y, con un acto simbólico, dimos por finalizadas las plantaciones en esta superficie. Ahora sólo resta cuidar lo ya plantado para que siga creciendo sin peligro. Y trasladar este tipo de acciones a otros terrenos dentro y fuera de Bizkaia, en la medida de nuestras posibilidades.
El acto simbólico, la anécdota del día fue que no plantamos las 300 plantas previstas, sino una más: fueron 301 nuevos ejemplares los que engrosarán este pequeño bosquecillo. El añadido es un minúsculo ejemplar de tejo que los más pequeños colocaron, ante las miradas de todo el grupo, en el centro del terreno. El tejo es la especie de más lento crecimiento de todas aquellas que albergan nuestros bosques. Crece poco más de un centímetro anual y sorprendería saber que, a pesar de su tamaño, este pequeño tejo cuenta ya sus diez primaveras. Por ofrecer una comparativa curiosa, podemos decir que cuando los niños y niñas que lo plantaron cumplan los 20, él habrá crecido poco más de 10 centímetros, alcanzando un total de 30, mientras que para entonces, sus vecinos los abedules se acercarán a los 7 metros de alto. Pero si todo va bien, dentro de 2000 años, cuando todos nosotros, y nuestros hijos, e incluso los hijos de sus vecinos robles hayan desaparecido, puede que este tejo siga vivo, aunque no pueda recordar quién lo plantó. Y puede también que, en el camino que conduce hacia esa fecha, estos ahora niños enseñen a sus descendientes que cuidar de nuestros bosques, mucho más que una cuestión estética es algo que tiene que ver con la supervivencia. No sólo la de los árboles, sino la nuestra como especie.
Aquí puedes ver todas las imágenes del Bosque BBK 2014.